26 nov 2006

Reseña "El Critón"

RESEÑA
El Critón de Platón



@BarbaraCabrera



Hacer depender la justicia de las convenciones humanases destruir toda moral.
Cicerón
Quise iniciar con esta frase de Cicerón, que encierra el pensamiento que cruzó por mi mente al leer el Diálogo “El Critón”, en virtud de que constituye, desde mi punto de vista una remembranza al más puro concepto de justicia.
Pero, ¿qué es la justicia?, ¿es acaso para los seres humanos y en particular, para los abogados un valor aún en contra de nuestra propia vida como ocurre con Sócrates al hacer una exquisita, férrea y serena defensa a las leyes, a sabiendas que se encontraba en riesgo su propia vida?; es una situación que sin duda, invita a la reflexión y a revalorar el desempeño profesional que día a día llevamos a cabo, desde la trinchera que nos ha tocado defender.
En este diálogo, sobre todo, se adopta una posición definitiva, en la que participan Critón y Sócrates, el primero de ellos, amigo entrañable de éste, quien intenta persuadirlo de evadir la pena que le ha sido impuesta -la de muerte-, ya que considera que no es justa.
Es admirable la serenidad demostrada por el filósofo ateniense, además de que a pesar de no haber dejado un legado escrito; aportó la mayéutica que se trata de un método inductivo basado en preguntas hábilmente planteadas para resolver problemas e iluminar el entendimiento; método que sin duda alguna es fielmente descrito por Platón en el Critón.
Todo comienza con la visita de Critón a Sócrates en la cárcel, donde el primero le ofrece salvarlo, para lo cual pone a su disposición no solo su fortuna sino la de “algunos extranjeros” dispuestos a gastar su dinero en él. Como respuesta Sócrates propone a su amigo Critón no tomar una decisión unilateral, sino a través de una reflexión conjunta, llegar a una conclusión y si resultaran los argumentos de su amigo más fuertes y convincentes que los suyos, actuar en consecuencia. Critón acepta e inicia, como que ya he comentado, la utilización de la mayéutica.
El punto de partida del diálogo que sostienen los amigos, antes de que Sócrates sea llevado al Tribunal para ser ejecutado, como ya se sabe con la cicuta, es interesante y lo expresa Sócrates con la siguiente reflexión:

(…) examina (…) si debemos iniciar nuestra deliberación a partir de este principio, de que jamás es bueno ni cometer injusticia, ni responder a la injusticia con la injusticia, ni responder haciendo mal cuando se recibe el mal? (…)
Lo que sigue en este diálogo es la exposición de motivos de Sócrates, que pide a su amigo ser increpado en caso de que no concuerde con lo expuesto, quien lo hace en algunas ocasiones, para recordarle, entre otras cuestiones, que su familia lo necesita. A lo que Sócrates responde que vivir en el exilio no ayudará a la formación de sus hijos, sino a la vergüenza pública.
Más adelante, Sócrates refiere lo que las leyes le dirían en este caso particular y concuerdo con la pregunta planteada: “(…) ¿pues a quién le agradaría una ciudad sin leyes? (...)” en tanto que, como bien lo refiere Eduardo J. Couture en el cuarto mandamiento de su Decálogo, “tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia”[1]; que es lo que de manera impecable hizo Sócrates, cuya actitud se resume en que ninguna circunstancia es válida, más que la razón.
Cabe señalar que, a través de la argumentación que platea Sócrates es como convence a Critón de que su actuación es correcta, asumiendo pues, la condena a muerte que le ha sido impuesta, hecho que se explica en la intervención que tiene Sócrates cuando comparece ante el Tribunal.[2]
Sin duda, hasta este momento pareciera que nos encontraríamos inmersos en un mundo idealista, no obstante es la actitud que requiere más que nunca en estos tiempos nuestra profesión: ¡luchar por la justicia!

[1] Cfr. ARELLANO García, Carlos. Manual del abogado. Práctica jurídica. Octava edición. Editorial Porrua. México 2003. p. 286[2] TADEO Vizcarra, José de Jesús. Historia del Derecho. Enrique Díaz de León, Licenciatura en Derecho. México 1996.