17 ago 2016

MEDALLAS OLÍMPICAS PARA MÉXICO

“En un país como el nuestro hasta el deporte se corrompe… ¿qué sigue?
@BarbaraCabrera

En Río de Janeiro, Brasil desde el 5 de agosto de 2016 se lleva a cabo la justa olímpica, llamado al que acudieron 213 delegaciones [países], unos con más atletas que otros. Desde los que acuden con centenas de ellos, hasta aquél país cuya representación recae en un solo competidor. Mientras que México, visita Río con una comitiva de 126 jugadores, que participan en 29 deportes, distribuidos en un total de 88 pruebas; delegación “liderada” por Alfredo Castillo al que tal vez recuerden por vergonzantes papeles como Procurador de Justicia del Estado de México y su gris aparición como Procurador Federal del Consumidor; su polémico ungimiento como Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán,  donde adquirió el mote de “Virrey Castillo”, hasta el ridículo nombramiento como titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte [CONADE]; cuyas cartas-credenciales para obtener dichos encargos es ser amigo del inquilino de Los Pinos, Enrique Peña Nieto [EPN].
Y aunque el exuberante Brasil nos evoque rumba, no todo es como lo pinta el escenario de la mass media. En aquellos lares, viven sus propios vericuetos: niños y jóvenes carteristas que roban a plena luz del día lo que pueden a los turistas, la crisis política en que está sumido con la inminente separación del cargo de Dilma Rousseft después de concluidos los juegos olímpicos el domingo 21 de agosto de 2016 y todo lo que de ello deriva; no obstante, en esta Nornilandia la lupa la pongo en el caso mexicano, cuyos laureles y espacio en el podium de medallas se ha reducido a cero formalmente entregadas y una asegurada por el boxeador Misael Rodríguez. ¡Este país, tan cerca del Mexican moment y tan lejos del medallero olímpico!
¿Qué ocurre? ¿Cuáles son los factores que encaminaron a esta debacle? Las justificaciones presentadas como burdos pretextos son múltiples, las podemos leer en Twitter, en Facebook, en las páginas oficiales, en la prensa diaria y algunos promoverían una comisión especial con cargo al erario para no llegar a conclusiones sólidas, pero que servirían para dar “chamba” a los cuates; lo cierto es que el escaso o nulo éxito deportivo en Río de Janeiro, Brasil; en los Juegos de la XXXI Olimpiada son el reflejo de cinco factores que algunos ven aislados, pero que constituyen un mismo monstruo; y me refiero a la corrupción, impunidad, complicidad, cinismo y simulación endémica que desde tiempos del PRIcámbrico temprano, pasando por un nebuloso PANísmo diluido, ha padecido México.
Por lo que en esta tesitura, en esta justa olímpica que tiene como sede Nornilandia invito a que lo veamos desde otra perspectiva, una donde se ganan medallas, pero no de las que todos queremos, sino aquellas que aporten elementos para la desmemoria, para redireccionar el rumbo perdido, cooptado por los políticos y partidos se siempre.
Advierto que como el podio olímpico solo cuenta con tres lugares, de ese quinteto de factores que les hablé en párrafos que anteceden; sépase que dadas las circunstancias de este aún #MéxicoLindoyHerido, así quedaría integrado:
Primer lugar en corrupción, por lo que sus personeros se hacen merecedores voluntarios e involuntarios de la medalla de oro y el laurel.
La medalla de plata, es para el cinismo, quien después de un final de tweets, periodicazos y fotografía, empata con la simulación.


Y en un nada apreciable tercer sitio, suben al podio los representantes de la impunidad para colgarse el bronce.
NOTA: La autora de esta columna no se hace responsable si el podio olímpico mexicano colapsa, debido a los múltiples representes que subirán a colgarse la medallita.
La complicidad, adquiere un papel silencioso y contradictoriamente protagónico, se regodea al ser la fiel acompañante de personajes situados en la palestra pública que desde la perspectiva ciudadana, plasmada en cartones de moneros, quedaría de la siguiente manera:
EPN y Angélica Rivera [alias la Gaviota],  representan a México en clavado de dinero sincronizado, mismos que compiten de manera individual en clavado del erario.
EPN, Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong son los favoritos del momento para competir y ganar toda medalla asociada a la corrupción.
La Gaviota no suelta la ventaja que le da el levantamiento de propiedades, en donde parece ser experta.
Alfredo Castillo, especializado en lanzamiento de culpas, por lo que en el medallero olímpico a la mexicana se lleva la medalla al perdedor; porque lo importante para este personaje  no es ganar, sino mantenerse en el presupuesto.
A estos sátrapas competidores se suman personajes no menos nocivos que compiten en robo sincronizado, tiro con narco y salto de derechos humanos [pongan ustedes el nombre de su político favorito].
Evidentemente, hace falta una revisión exhaustiva no solo de la política deportiva, sino del Sistema en general, estamos en una época de desafección donde la credibilidad en las instituciones, políticos, gobernantes y representantes, se ha diluido. Es momento de intensificar las acciones ciudadanas para contribuir, desde nuestras palestras a provocar un cambio.
Es todo por hoy.
¡Hasta la próxima Nornilandia!