Si
tu respuesta es NO, sigue leyendo. Te conviene. En caso afirmativo, que tu voto
sea libre, razonado y para rescatar lo que nos queda de país
@BarbaraCabrera
Estamos en esa incómoda
época llamada intercampañas, donde el Instituto Nacional Electoral dijo que no
se puede debatir, y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó
hace un par de días que sí se puede. ¡Así la situación con el árbitro
electoral!, ese mismo que al estilo de los que median los partidos de fútbol,
asoman de vez en cuando sus preferencias, pero esa es otra historia.
Pues bien, en este
periodo que se antoja mágico-cómico-musical, ya sabemos quienes estarán en la
boleta. Nos han mostrado sus rostros, intenciones, sus mañas, filias y fobias
desde otro invento legislativo llamado precampañas.
Y en toda esta vorágine
se preguntarán ¿y nosotros los ciudadanos qué? ¿Dónde quedamos? ¿Acaso solo
seremos presas de los suspirantes por un hueso que se hacen presentes y luego
desaparecen por arte de magia? ¿Cómo evitar que los candidatos hagan lo suyo:
acariciar perros, abrazar y besar a quien se deje, cargar bebés, sonreír,
saludar corto-largo largo-corto; tomarse selfies, placearse, comer tacos a mano
limpia y presumirlo, o hasta berrear una canción para demostrar ser cool? ¿De qué manera no caer presas de las
Fake News?
La palabra es: INFORMACIÓN,
además de no dejarse sorprender por descaradas muestras de cariño electoral que
pasado el proceso, terminarán. Es importante escuchar lo que dicen, ver de
quienes se rodean y porque lo hacen; preguntarles a través de distintas
plataformas acerca de temas torales y coyunturales, (por ejemplo: las cuatro
preguntas que Gonzalo Oliveros en su Golpe de Estado por RMX radio, plantea a
los candidatos, con las que podemos darnos una idea de quienes son: ¿Legalización de la marihuana?, ¿Despenalización del aborto?, ¿Adopción
homoparental? y ¿Despenalización de la muerte asistida (eutanasia)?. Sin olvidar contrastar
la realidad con los discursos. En definitiva, ¡No dejarnos chamaquear!
¿Todavía crees que tu
voto no importa? ¿Consideras que tu voto, no vale nada?
Eso es lo que pretenden
que pienses los anulistas al servicio del poder o de la ignorancia.
Si no votas, dejas en
manos de unos cuantos el rumbo del país.
Si no votas serás amado
por el Sistema y por quienes detentan el poder.
Si no votas estás
perdiendo una valiosa oportunidad de contribuir a un cambio.
Si no votas, ese
dinosaurio que está aplastando al país y ofertándolo al mejor postor,
continuará haciendo de las suyas.
Pensar en no votar es
considerarse derrotado desde este momento.
Entonces:
Si yo voto, estoy
ejerciendo mi derecho a decidir y ser factor de influencia con quienes me
rodean.
Si tú votas, esos que
pisotean a la mayoría y están enquistados en el poder se cimbrarán.
Si él vota, formará
parte de aquellos que optaron por no quedarse callados.
Si nosotros votamos,
sumamos.
Si ustedes votan, cada
vez seremos más los que daremos rumbo a este país y de manera paulatina se
reflejará en una mejor calidad de vida.
Si ellos votan, sabrán
que estarán marcando la diferencia.
Si todos votamos,
comenzarán a tomarnos en serio.
Al final, no es José
Antonio Meade, ni Ricardo Anaya, ni Andrés Manuel López Obrador; ni siquiera
“los independientes” Margarita Zavala, Armando Ríos Piter o Jaime Heliodoro Rodríguez;
somos nosotros, los ciudadanos los que podemos (y debemos) dar rumbo a este
país. Cuando lo entiendan, actuarán y tomaremos las riendas. ¿Quién dijo
miedo?
Es todo por hoy.
¡Hasta la próxima
Nornilandia!